Chau Negro
Se terminó el segundo ciclo de Leonardo Astrada al mando de la dirección técnica de River. Quizás era algo que se venía sintiendo en los últimos encuentros, cuando el barco del “Jefe” tomó una dirección donde la tormenta amenazaba en asechar duramente. Y no fue una alerta, sino que se largó fuertemente de verdad; el timón perdió la dirección y la nave se hundió. En otras palabras, era una situación que se agravó con el correr de los cincos últimos partidos, en los cuales no hubo alegrías y ni siquiera un gol. Y Passarella tomó nota...
A lo largo de las catorce jornadas de este Clausura, el Negro no pudo encontrar un sistema ni los jugadores ideales para que el club vuelva a flote. Probó y probó, pero nada resultó. Solo tres victorias, cuatro empates y siete detonantes caídas, que pesaron para este triste fin del entrenador. Quizás con su salida, haya un cambio para bien y River vuelva resurgir con la llegada de un nuevo técnico. Obviamente deben llegar refuerzos de jerarquía para intentar huir del amenazante descenso.
Lo que a Astrada sí se le debe reconocer, son algunas cosas como, entre ellas, las ganas y el trabajo de cambiar la imagen futbolística para volver a los primeros planos. Pero la principal y, sin dudas, la más importante es la de aceptar la conducción en una época en la que nadie quería agarrarla; pero él le puso el pecho a las balas. Esas mismas que hoy lo terminaron de acribillar…
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