Esa pasión llamada fútbol…
Martins clavó un golazo para Bolivia. Los costados del Monumental no estaban llenos. |
¿Qué representa para gran parte de los argentinos este deporte? Demasiado. Alguna vez me dijeron que el fútbol es “la cosa más importante de las menos importante”. Y es cierto, pero como influye en uno a veces… No digamos que no, muchas veces te altera el estado de ánimo. Te cambia hasta los planes a veces. Qué lindo y qué sufrible se torna cada tanto…
Supongamos que tu equipo juega un sábado a la tarde, y a la noche tenés planeado salir con tus amigos. Ese partido definía un torneo, un descenso o una clasificación, y lamentablemente los representantes de tus colores no ganaron, ¿No te cambia el ánimo o las ganas de salir? No te digo que te vas a quedar en tu casa, pero salís de otra manera, eso sin dudas.
En este país, hay gente que no quiere a esta selección argentina de hoy en día. Y en parte porque ya no motiva. Me acuerdo que cuando era chico ir a ver a la Albiceleste de local era sinónimo de presenciar cuántos goles le iba a hacer al otro país. ¡Hoy en día empatás con Bolivia de local! La cancha no se llena… es lógico.
Pero también hay personas que la siguen, como el que escribe esto. Me acuerdo que el primer Mundial que viví como futbolero enfermo que soy, fue el de Francia 1998. ¿Te acordás lo que era ese equipo? El Bati un goleador de raza, El Piojo López, Un Burrito Ortega on fire (más allá de la roja contra Holanda), un Roa que se convirtió en héroe cuando tapó los penales contra Inglaterra. ¡Qué emoción ese día! Si hubiera sido un poquito más grande, lo hubiera festejado diez veces más. Al poco tiempo, las lágrimas ante los holandeses… Y bueno, me había ilusionado. ¡Morimos de pie igual, eh!
La esperanza se renovó para el 2002. Gran Eliminatoria del equipo de Bielsa, un relojito suizo, no le ganaba nadie. Bueno, ya sé, fracasó en Corea y Japón, pero nos llenó de fútbol, y se fue con la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004. En 2006 pasó algo similar con Pekerman. Estoy convencido que si eliminábamos a Alemania, el título era nuestro.
Pasó Basile, y vino el Diego. Ya todos sabemos lo que pasó, pero nunca voy a volver la expectativa que generó la cita mundialista de Sudáfrica en la sociedad argentina. Era enorme, encima estaban las coincidencias con el 86. Era el año, pero nos la dimos contra la cabeza de nuevo.
De a poquito, esa pasión fue disminuyendo, uno puede comer vidrio a veces, pero no lo mastica. Con Batista se vivió un fracaso enorme. Uno decía: Bueno, Copa América en la Argentina, es nuestra. Pero no, empatamos con Bolivia en el debut, y nos elimina Uruguay en cuartos, que luego fue el campeón. Durísimo. Por consecuencia, chau Checho.
Ahora vino Sabella, nuevo proyecto y ganas renovadas. Empezamos bien, 4 a 1 a Chile dando una buena impresión. Pero a los cuatro días, perdés con Venezuela por primera vez en la historia, y ahora nuevamente los bolivianos te sacan un 1 a 1 en el Monumental. Podés ser un enamorado, pero ya no es lo mismo. No te ilusionas, porque cuesta, es así.
Pero siempre vamos a estar esperando ese cambio de timón que nos devuelva la alegría, y haga que creamos nuevamente en los colores. También, para que vuelva a encender una pasión que se está apagando, pero que nunca va a desaparecer, porque vos al igual que yo, amás a este deporte, y soñás con levantar la Copa otra vez.
0 comentarios:
Publicar un comentario